Un equipo de profesionales del INTA investigó la estabilidad oxidativa de la variedad Stuart para preservar sus cualidades.
Las nueces constituyen una fuente de proteínas y ácidos grasos omega 3 y bajo contenido de carbohidratos, entre las que la Carya illinoinensis -conocida como nuez pecán- destaca por su composición nutricional rica en vitaminas y minerales, ácido fólico, calcio, magnesio, fósforo, potasio y zinc.
Por otro lado, su alto contenido de aceite con ácidos grasos poliinsaturados provoca una inestabilidad química que induce procesos de oxidación, lo que es una desventaja para el consumo y la exportación.
Adriana Descalzo, bióloga e investigadora del INTA – Conicet aclaró: “Los defectos sensoriales pueden ser monitoreados en las nueces a través de múltiples métodos bioquímicos. El sabor rancio y la humedad constituyen dos parámetros de deterioro en la calidad”.
Por eso, la bióloga coordinó un equipo de trabajo orientado a determinar la estabilidad oxidativa de las nueces de variedad Stuart, almacenadas con cáscara a diferentes temperaturas durante diez meses pos cosecha, cuyos resultados fueron publicados recientemente en la revista Postharvest Biology and Technology y sostienen la hipótesis de que es posible conservarlas en condiciones controladas y extender su vida útil.
Fuente: Prensa INTA.