El INTA propone estrategias para enfrentar la resistencia a los antiparasitarios y su eficacia reducida.
Las prácticas de control parasitario varían según la escala del establecimiento, la gravedad del problema, la zona del país, los tipos de recursos forrajeros y el planteo de recría y genética, entre otros factores.
Para Victoria Rossner, especialista en ciencias veterinarias de la Estación Experimental Agropecuaria Colonia Benítez –Chaco– del INTA: “Cuando los antiparasitarios se utilizan de manera inapropiada, reducen su efectividad y generan resistencia por parte de los parásitos”.
“En el contexto actual de resistencia y reducida eficacia de los antiparasitarios son importantes dos conceptos: rotación adecuada de principios activos y desparasitación solo cuando las cargas parasitarias así lo requieran”.
Para evitar la resistencia de la enfermedad se debe involucrar: “La eliminación de la presentación clínica de la parasitosis, la disminución de las pérdidas subclínicas en las categorías en crecimiento, y el mantenimiento de la eficacia de los antiparasitarios”.
Además, “Los protocolos de control deben incluir muestreos periódicos de materia fecal para realizar recuento de huevos de parásitos (HPG), sobre todo en animales menores de un año y en las épocas de mayor riesgo parasitario, que son el otoño y el invierno”.
Finalmente, con los resultados de los muestreos se diseña un esquema de tratamiento de acuerdo a las cargas parasitarias de los animales y la eficacia de las drogas empleadas, que permite definir el principio activo a utilizar en cada situación.
Fuente: Prensa INTA.