Disponen medidas generales para controlar las plagas de cotorras

El INTA brindó una serie de pautas para reducir el impacto del daño que causan estos animales en los cultivos agrícolas, especialmente en los frutales de la región rionegrina. 

La técnica del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con sede en Cipolletti, Soledad Urranza, indicó que aumentaron las consultas de los y las productoras al percibir daños en los ciclos de los frutales de pepitas, carozo y frutos secos. Esta problemática se trasladó de la pampa húmeda a la región rionegrina y se intensificó dado el crecimiento de la población de cotorras, y la modificación de sus hábitos alimenticios; ahora incluyen la semilla de la fruta y, en época de floración, consumen las yemas hinchadas y utilizan los brotes para armar sus nidos.

 Esta temporada el impacto registrado en algunas chacras de cultivos de almendros fue en aumento: “Se registraron daños en zonas protegidas de los cuadros, en donde se observaron ramas con frutos dañados que van del 13 al 58%”, explicó Urraza. Además, resaltó que “en esta zona se detectó que las cotorras construyen sus nidos en cercanías de las costas de los ríos y vuelan hacia las chacras para conseguir alimento. En invierno, cuando se acaba la época de reproducción, se desplazan hacia otros lugares y ese es el momento ideal de control para evitar que luego aniden en cercanías de los lotes de producción”

Según la investigadora de INTA Paraná, Sonia Canavelli, para elaborar estrategias de manejo de la situación lo más adecuadas posibles, se necesita conocimiento sobre los hábitos de estas especies, un buen diagnóstico y planificación específica para cada plantación. Sin embargo, existen una serie de recomendaciones generales que pueden ayudar, teniendo en cuenta los hábitos de las aves, el funcionamiento de las herramientas disponibles y la necesidad de integrarlas de manera racional.

De todas formas, se debe tener en cuenta que, a pesar de que se las puede ahuyentar, la eficacia de los métodos depende de la disponibilidad de los sitios alternativos donde las cotorras puedan alimentarse, ya que si no encuentran otro lugar, regresarán.

Por un lado, herramientas visuales y auditivas que sirven para ahuyentar para dispersar a las aves. La desventaja es que cubren áreas pequeñas, lo cual implica la utilización de varios dispositivos, y la necesidad de cambiarlos de lugar periódicamente. Estos mecanismos incluyen el uso de cintas reflectoras, CDs y demás objetos brillantes que se mueven con el viento. En cuanto a los auditivos, enumeró pirotecnia, disparos estruendosos y azarosos, cañones de explosión o bombas de estruendo.

Otra alternativa consiste en la protección física de los cultivos, utilizando redes anti-pájaros instaladas de forma tal que lleguen a cubrirlos por completo. Estas medidas deben aplicarse en época no reproductiva (otoño-invierno) antes que las aves establezcan el sitio para alimentarse, y, diariamente, antes que se posen cuando están en vuelo.

“Es fundamental implementar estas técnicas continuamente hasta que el problema desaparezca y, de ser posible, planificar estas actividades con anticipación, designando al menos una persona responsable de la tarea”, remarcó Canavelli. Además, los especialistas recomiendan aplicar diferentes técnicas ya que estos animales se acostumbran rápidamente a las prácticas disuasivas, y entre los 5 y 7 días de convivencia con estos métodos pueden ser indiferentes a su presencia.

Para lograr un abordaje integral de la problemática, se incita a coordinar acciones entre el INTA, Senasa, departamentos de faunas y Ministerios de producción de la provincia.

Fuente:  Suplemento Pulso del Diario Río Negro.