Se trata de una de las especies fundamentales para la productividad vegetal de los suelos.
Un estudio publicado en la revista “Science”, del que participaron investigadores del Conicet, reveló que la distribución de las lombrices depende principalmente de variables como la temperatura y las precipitaciones y menos de las propiedades del suelo, por tanto, el cambio climático tendría serias consecuencias para ellas y sus aportes a los ecosistemas.
La importancia de las comunidades de lombrices reside en su participación en distintos procesos biológicos del suelo, vinculados a la formación de su estructura y al reciclado de nutrientes cruciales para la productividad de las tierras destinadas a la agricultura; porque excavan túneles y galerías que mejoran el ingreso del aire, el agua y el crecimiento de las raíces. Además de reciclar nutrientes de residuos orgánicos a ras de suelo y llevarlos a nivel subterráneo.
Procesos que pueden afectar al clima, porque para contrarrestar el calentamiento global habría que disminuir las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera y una de las formas de hacerlo es la incorporación de carbono al suelo, que en parte es regulada por las lombrices.
El trabajo muestra que hay más lombrices en zonas templadas que en los trópicos y que los cambios del clima las afectan y al resto de los ecosistemas de los que forman parte, aunque a escala local los manejos de suelo también influyen y se deberían hacer adecuadamente, evitando el exceso de agroquímicos y la compactación por monocultivo.
Fuente: Prensa Conicet.