Generan acciones e inversiones colectivas para mejorar las condiciones de producción

A partir del armado de grupos productivos y técnicos, buscan potenciar el desarrollo agropecuario.

El programa Cambio Rural se desarrolla en Argentina cogestionado entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con el fin de promover el crecimiento de la producción rural a través de sus productores y productoras.

Actualmente, en la región comprendida por los partidos de Bahía Blanca, Torquinst, Villarino y Coronel Rosales, hay alrededor de 100 productores de pequeñas y medianas empresas rurales y sectores productivos dentro de la Agricultura Familiar que se agrupan para interactuar e impulsar el aprendizaje conjunto.

“Se trata de favorecer la formación de grupos de productores como herramienta de trabajo para que, tanto el Ministerio como el INTA, puedan llegar con sus técnicos, extensionistas, y haya mayor organización con los productores”, explicó el referente de INTA Bahía Blanca, Pablo García, y agregó que “cada grupo de 10, 12, 15 productores tiene un técnico a cargo de ese grupo, especializado en ese ámbito de la producción del sector y que acompaña el proceso de acuerdo a la demanda de los productores. Queremos que el proceso sea genuino, y se adapte a lo que los productores están queriendo construir”

“Nosotros venimos trabajando con esos grupos de distintos rubros: hortícola, ganadero, ovino, porcino. Empezamos a definir algunas líneas y a profundizar el trabajo en lo que tiene que ver con la comercialización”, afirmó. Para esto, fue necesario superar la instancia de trabajo técnico para focalizarse en los procesos de formalización y regularización de las actividades, y de la comercialización.

Respecto al primer punto, el ingeniero agrónomo indicó que se trata de “asistir la regularización y formalización de, por ejemplo, los criaderos de cerdo, productores hortícolas y pescadores artesanales. Es un trabajo muy complejo para el productor familiar cumplir con las normativas y con lo que los Municipios y la Provincia piden para poder funcionar. Es muy engorroso gestionarlo, lograr que el productor logre los permisos y habilitación. Para un pescador artesanal, tener un permiso de pesca está llevando años. Esas barreras hay que romperlas, hay que agilizar los canales”

El desafío de la comercialización

En segundo lugar, el referente identificó las dificultades que resultaron del período de aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19. “La metodología flaqueó porque hubo que recurrir a herramientas tecnológicas que los productores muchas veces no tienen muy aceitadas. El programa, en general, vio un poco amenazada su dinámica, pero también se desencadenaron muchos procesos interesantes en los que los grupos buscaron la manera de conectarse, encontraron alternativas nuevas”

Asimismo, se reforzó y visibilizó de manera positiva el área de productores y productoras que se dedican al abastecimiento directo de alimentos a los consumidores. García, en comunicación con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios, remarcó que éstos “son la línea más fuerte que estamos tratando de instalar en Bahía”.

“El programa cumplió un papel fundamental porque permitió que la organización que se había dado, pudiera llegar logísticamente -como el abastecimiento de los alimentos a los consumidores-, reforzando la estrategia, y se vio que el haberse juntado, armado un grupo, y trabajar conjuntamente en buscar canales de comercialización más directos dieron su fruto: los hizo más visibles, los mantuvo activos y la gente empezó a identificar que hay un sector de la producción de alimentos activo, pujante, que están presentes”

Del campo al Puerto

Dentro de las posibilidades de comercialización directa, además de las ferias, mercados y bolsones que venían produciendo, surgió la posibilidad de que productores y productoras de diversas áreas se presenten en la Feria del Puerto, organizada por el Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca. Esto se vio favorecido por la innovación de poder llevar productos frescos ya que cuentan con heladeras y cámaras. “La idea es ir nutriendo la propuesta de nuevos productos y cumplir con las habilitaciones. Esto hace que se fraccione el andamiaje productivo dentro de las mismas chacras porque se dinamiza la actividad y se suma empleo genuino”, subrayó García.

“Ofrecemos productos frescos, de calidad, producido en cercanía y sin intermediarios”, resumió el referente. Además, esta iniciativa llevó a los productores y productoras a repensar su imagen con el diseño de logos, gestión de redes sociales y mayor nivel de socialización con potenciales clientes. “Esto genera que los jóvenes se sumen y aporten nuevas capacidades en el trabajo de las familias. No pasa únicamente por el trabajo en la quinta o el criadero, se integra a todos los actores familiares en distintos procesos”, aseguró.

Cambio Rural continuará con sus tareas de acompañamiento de productores y productoras de pequeñas y medianas empresas rurales en el camino de la regularización de permisos y habilitaciones y en sostener las alternativas de comercialización directa.