Apostar a los que vienen

Nelson Gentili es parte de la tercera generación de productores frutícolas de su familia llegados a Colonia Julia y Echarren en 1936. Ubicándose en perspectiva analiza el pasado, el presente y el futuro inmediato de la actividad destacando la importancia del asociativismo y el empuje y formación de los jóvenes.

Antonio e Ida Gentili, abuelos paternos de Nelson, llegaron primero a Aldea Romana pero como no les gustó la zona decidieron radicarse en Río Colorado en 1936, momento en que se conocieron con José Prates quien era dueño en ese entonces de la chacra más grande que trabaja la familia Gentili. Comenzaron como medianeros haciendo quinta.

Los abuelos Gentili desmontaron, con los mayores de sus ocho hijos. La historia inició haciendo verduras y con los años comenzaron a plantar las primeras uvas para producción vitivinícola y casi llegando a 1950 lentamente iniciaron la plantación de las primeras manzanas.

Con el correr de los años y de la vida los tíos mayores se fueron yendo a otras actividades y en la chacra se quedaron Daniel Gentili y su esposa.

Nelson cuenta que antes el trabajo en la chacra era solo abocarse a la tierra y hoy se han convertido en pequeños productores, contadores, abogados “porque el tiempo avanza y te tenés que adaptar”, sostiene.

En ese sentido, asegura que la fruticultura es una actividad que requiere mucho, y que como todos los trabajos tiene sus ventajas y desventajas, “y la nuestra es a cielo abierto. Por ahí el clima hace lo suyo, y quizás eso haga que a algunos no les guste esa parte y se hayan decidido a hacer otra cosa. Yo veo en la zona que hay una generación de más o menos cuarenta y cinco pibes de entre 20 y 27 años que estos últimos años se han quedado en la chacra por decisión propia, que es lo más importante, y no porque no les quedó otra. Yo tengo 50 años y de mi edad somos muy pocos, ahí se salteó una generación o dos y ahora hay pibes de 30 hacia abajo, y ves el cambio y el empuje de la gente joven”, cuenta esperanzado.

Producción

Actualmente, Nelson Gentili tiene una superficie en producción de 70 hectáreas, bien mantenidas y renovadas, en las cuales año a año se replantan buscando las nuevas variedades, lo que requiere el mercado, entre otras cosas. Además, tratan de ir aplicando la mejor tecnología posible para potenciar el rinde de la chacra, para lo cual cuentan con un personal estable de nueve personas, todo el año y a partir de noviembre si luchan bien contra las heladas, como hasta ahora, se agregan seis o siete más y en cosecha dos o tres más. En esas 70 hectáreas se producen, en promedio, 3 mil toneladas por temporada y dependiendo de las condiciones climáticas eso aumenta o disminuye un 10 por ciento. Un gran porcentaje de la superficie está cubierto con un sistema de riego por aspersión lo que disminuye el riesgo de las heladas y el margen de pérdida.

La producción consiste en toda la fruta apta para la zona, de carozo se produce ciruela, durazno y cereza que comienza a producirse en los últimos días de noviembre. En pepita se divide en peras y manzanas, pera Williams y Packham, que son para mercado interno y exportación, y manzanas rojas y verdes. En cuanto a las variedades de manzanas se busca siempre las últimas variedades que están disponibles para exportación y también para apuntar al mercado interno.

En cuanto al destino comercial de la producción propia, Daniel indica que en mercado interno, se carga fruta para enviar a Trelew, Puerto Madryn, Mercado Beccar Buenos Aires, Bahía Blanca, Olavarría, Azul y Tres Arroyos. “Algunos de esos clientes vienen a buscar la fruta y a otros se las enviamos mediante flete. Yo siempre fui positivo, se ve una reactivación, pero nunca estuvo lo mal que se dice por ahí cuando nos juntamos en una charla de café. Porque cuando hay mercadería medianamente buena a un precio razonable siempre se vende. La fruta no se vende cuando la gente no tiene poder adquisitivo, porque sino es muy buscada”, comenta.

El rol que ocupa el asociativismo

Nelson opina que el asociativismo es esencial para la zona productiva de la comarca de Río Colorado y La Adela, que es de pequeños y medianos productores. “Actualmente estoy dentro del Consejo de Administración de la Cooperativa de Transformación y el estar asociados alienta como persona, te lleva a adquirir productos a un mejor precio y mejores mercados, a acceder a tecnología como grupos asociados. Es fundamental poder educar a nuestro profesionales en la zona con tendencia en lo que se produce en la zona, se puede hacer para los que vienen”.

Perspectivas

Sobre el futuro productivo de la comarca, Nelson sostiene que los productores tienen que estar preparados para los mercados más exigentes que es adonde apuntan. En ese sentido afirma que si los productores están preparados para esos mercados, el mercado orgánico es uno de los destinos posibles a cercano plazo con los nuevos profesionales.

Cree el productor que la Colonia hace un par de años tocó fondo por una cuestión generacional, climática y ahora está empezando a resurgir. Desde el Valle Medio hasta Río Colorado es la zona productiva de frutas por excelencia y por eso le ve un crecimiento permanente para los próximos diez años.

Asimismo, pensando en el proyecto productivo de la Comarca, refiere que en lo que tiene que ver con el asociativismo, la comarca debería ser una sola y tirar parejo. “Tenemos el mismo suelo, el mismo río y nos dividen cien metros. Somos las mismas personas y vivimos bajo el mismo clima”, sostiene y argumenta que desde la cooperativa siempre han trabajado con los más jóvenes motivándolos a participar, a opinar y a involucrarse.