Avanzan en los estudios de remediación de suelos agrícolas argentinos

Especialistas del INTA Paraná –Entre Ríos– investigan las mejores estrategias para metabolizar sustancias contaminantes en el suelo y el agua.

Debido a cambios globales Argentina enfrentará desafíos para la producción agropecuaria, por lo que el INTA realiza diversos estudios para gestionar amenazas ambientales asociadas al sector agroalimentario e implementa diferentes estrategias de remediación o restauración de ambientes.

Algunas de las problemáticas que se abordan están asociadas a: degradación de bosques nativos por deforestación, incendios o erosión, de los mallines en la Patagonia por sobrepastoreo, áreas dañadas por actividades extractivas -petroleras, canteras o mineras-, así como el deterioro de suelos y aguas y se propone un enfoque integrado, multiescalar y multidisciplinario para la remediación de ambientes, garantizando agroecosistemas productivos con cuidado del ambiente.

El suelo es la primera barrera contra la llegada de contaminantes a cursos de agua provenientes de actividades agrícolas, aunque los ambientes acuáticos en cuencas bajo producción agrícola reciben aporte difuso de agroquímicos y crecen los reportes de eutrofización o detección de contaminantes emergentes.

Así, la remediación ambiental se basa en implementar estrategias para eliminar o metabolizar sustancias contaminantes en el suelo o el agua (químicos agroindustriales, metales pesados, nutrientes y plaguicidas) y en el caso del primero, se busca restablecer las características físicas y biológicas que lo hacen productivo, mejorar el balance de agua, carbono y el ciclo biogeoquímico de nutrientes.

Particularmente en la región pampeana se realizan monitoreos de calidad de suelos y aguas en varias cuencas con diferentes sistemas productivos en el norte de la provincia de Buenos Aires, en Entre Ríos y el sudeste bonaerense, siendo los estudios de largo plazo fundamentales para el diagnóstico de situación de los recursos, del análisis de la tendencia a través de indicadores de su calidad y la experimentación de prácticas agronómicas de manejo más adecuadas para cada sistema de producción.

Paralelamente, en varias unidades del país se llevan adelante estudios en laboratorio para identificar microorganismos capaces de metabolizar contaminantes o se identifican y seleccionan especies capaces de bioacumularlos en sus tejidos.

Muchos estuarios y sistemas de agua dulce en el mundo aportan anualmente millones de toneladas de nutrientes hacia los océanos afectando la resiliencia de los ecosistemas marinos, por lo que cobra relevancia el análisis integral tanto de la dinámica y flujos de agua y de nutrientes en el agroecosistema, la sincronía entre aportes vía fertilización o enmiendas orgánicas y demanda de los cultivos y las pérdidas asociadas a la capacidad de transporte del sistema, los cambios en el uso del suelo y la erosión.

Fuente: Prensa INTA.