Calculan la huella de carbono de la producción arrocera

El INTA cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero del proceso de producción del arroz.

Según datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero publicados en 2019, la producción agrícola es responsable del 37 % de las emisiones de esos gases en el país y el cultivo de arroz representa el 0,5 % del total; por esto, un equipo de investigación del INTA trata determinar cuáles son los puntos críticos en su producción.

Señaló Susana Maciel –especialista en ambiente y desarrollo sustentable del INTA Balcarce, Buenos Aires–: “Todos los procesos productivos repercuten en el ambiente y por lo tanto, emiten gases de efecto invernadero.”

El cultivo de arroz es un importante emisor de gas metano (CH4) y conocer su huella permite agregar valor ambiental y generar ventajas competitivas a los productos y sistemas de producción.

Los especialistas estimaron la huella de carbono del cultivo de arroz durante la campaña 2021-2022, en un lote ubicado en la Estación Experimental Agropecuaria Concepción del Uruguay –Entre Ríos–, donde evaluaron la variedad Gurí INTA CL, uno de los largo fino más comercializados en el país.

Los resultados preliminares determinaron que la emisión fue de 0,804 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por cada kilogramo de semilla producida y según Maciel: “Esto arroja estimaciones que suponen la emisión de 1,22 megatoneladas de CO2 equivalentes en la producción de variedades largo fino a nivel nacional.”

Además, esta evaluación incluye diferentes índices derivados de las emisiones por el uso de combustibles fósiles, aplicación de agroquímicos, fertilizantes, semillas, por los residuos resultantes de la cosecha y las emisiones por aplicación de urea y fertilizantes nitrogenados con una técnica de cámara cerrada o estática.

La especialista también sostuvo: “Más allá de estos resultados, es imprescindible incorporar tecnologías que mitiguen el impacto ambiental.” Lo que significa: disminuir el uso de combustible fósil, incrementar el uso de energías renovables, utilizar bombas de riego que combinen la energía eléctrica, aplicar nuevas tecnologías en motores que reciclen el dióxido de carbono generado, entre otros.

Fuente: Prensa INTA.