Situación de las pasturas perennes 2013-2017

Superado el último período de grave sequía que se extendió entre 2005 y 2009, las especies forrajeras perennes cultivadas y naturales comenzaron a ganar espacio dentro de los sistemas agropecuarios del partido de Villarino.

El informe presentado por la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Hilario Ascasubi del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) da cuenta de los avances ocurridos en el partido de Villarino luego del fatídico lustro que atravesó el sudoeste bonaerense a comienzos del siglo XXI.
El investigador Juan Pablo Vasicek considera fundamentales en este proceso la implementación del Plan de Sustentabilidad Forrajera y el trabajo interinstitucional promovido entre la EEA Hilario Ascasubi del Inta, el municipio de Villarino, el Ministerio de Agroindustria bonaerense, el programa Cambio Rural y el Departamento de Agronomía de la Universidad del Sur (UNS).
Desde 2012 hasta la actualidad se promovió la siembra directa de pasturas perennes en establecimientos ganaderos del partido. Se utilizaron especies de ciclo otoño-invierno-primaveral como agropiro y otras de ciclo primavero-estivo-otoñal como pasto llorón, mijo perenne y alfalfa.
El agropiro reemplazó parcialmente o complementa a los verdeos de invierno, es de fácil y rápida implantación comparado a las otras pasturas, y requiere suelos de mejor calidad y fertilidad para no ver resentida su producción, la cual es potencialmente menor. El pasto llorón y el mijo perenne complementaron al agropiro, con una mayor producción de forraje cuando logra un buen stand de plantas y con la posibilidad de adaptarse mejor a los suelos menos fértiles, de textura más liviana y/o con mayor degradación físico-química.
La principal limitante de ambas es la baja eficiencia de implantación generada por varios factores que actúan simultáneamente pero que son controlables. A su vez, el pasto llorón y el mijo perenne se complementan entre sí. A igual stand de plantas, el llorón produce más cantidad de forraje a lo largo del ciclo, aunque de menor calidad nutritiva y presenta un pico de producción primaveral. El mijo perenne genera menor volumen que pasto llorón, de una mejor calidad y su pico de producción se da en el verano.
La alfalfa se destaca en años húmedos, suelos profundos, sin limitantes de fósforo y pobres en nitrógeno, con una producción de forraje que puede igualar o superar a la del pasto llorón y de una calidad nutritiva excelente. Si bien en ciclos de sequía se pierde, sería una especie a considerar durante ciclos húmedos y en una baja proporción y determinados nichos.

A tener en cuenta
La fragilidad de los agroecosistemas de zonas semiáridas se pone de manifiesto en períodos de graves sequías como los que atraviesa periódicamente el partido de Villarino, lo cual obliga -dice Vasicek- a reformular los sistemas productivos agrícolas y los ganaderos basados en verdeos anuales, orientándolos hacia una ganadería con predominio de pasturas perennes y pastizales naturales.
De esta manera, se estabiliza la producción, disminuyen los costos, se incrementan los márgenes brutos y se recupera y conserva un recurso fundamental como es el suelo.
La diversificación de pasturas permite, por un lado, hacer un uso más eficiente de este último, eligiendo la especie más apta de acuerdo a su capacidad de uso, y por el otro, incrementar la eficiencia del uso del agua de lluvia, al aprovechar mejor las precipitaciones de las diferentes estaciones del año y disponer de plantas cuyas raíces exploran la totalidad del perfil del suelo, a diferencia de los cultivos anuales que parten desde una semilla.
La implantación de una pastura perenne es una inversión a largo plazo y por ello es necesario tratar de evitar que la misma quede relegada a los peores lotes de un establecimiento agropecuario. Asimismo, es fundamental realizar una planificación previa de la siembra que debería comenzar uno, dos o tres años antes mediante la implantación de cultivos anuales como verdeos de invierno.
Debido a que muchas pasturas se implantaron durante los últimos años en lotes con escasa o nula preparación previa o en lotes poco productivos, en la actualidad se está trabajando sobre propuestas técnicas de manejo que contribuyan a mejorar la productividad y calidad de esas pasturas.
Algunos ejemplos concretos de este mejoramiento incluyen la intersiembra de Vicia villosa en pasturas de agropiro de varios años (con resultados preliminares muy promisorios), la fertilización nitrogenada en épocas estratégicas, la renovación o “aireación” de las pasturas mediante alguna labranza y el uso de la desmalezadora para obtener un forraje de mejor calidad y aportar carbono a los suelos mediante los residuos.