Una biofábrica única

Desde que en noviembre de 2013 egresaron los dos primeros técnicos Agropecuarios con Orientación en Biotecnología se han sucedido una serie de buenas noticias en el Colegio San José Obrero de Darregueira, distrito de Puan.

Por Lorena López

Decenas de frascos prolijamente ordenados descansan sobre estanterías metálicas. La luz de los tubos hace refulgir el guardapolvo blanquísimo de los técnicos y todo se desarrolla en un ambiente aséptico y de silencio. Estamos en el colegio agrotécnico San José Obrero de los hermanos maristas ubicado en Darregueira, partido de Puan, y más precisamente en el área de biotecnología en cuyas instalaciones se capacitan los alumnos.

“Somos los únicos a nivel nacional que ofrecemos esta educación particular porque vimos la importancia que tiene hoy y para el futuro”, describe el ingeniero agrónomo Carlos Rosso, encargado del proyecto de Agrobiotecnología desde 2007. “Nacimos como un laboratorio de cultivos vegetales y hemos ido incorporando temas y diversificando cultivos; nos dedicamos a la clonación de plantas y a la multiplicación para unificar la genética y sanidad del material”.

A medida que conversamos atravesamos lo que se denomina biofábrica que es un término para unificar lo que es el laboratorio (cultivo de tejidos) con un área de aclimatización donde se realizan las tareas posteriores del material para poder entregarlo al cliente. Todos los experimentos y cultivos que se realizan están pensados para la producción con salida laboral: papa semilla, kiwi, plantas ornamentales, ajo, arándanos. El objetivo es claro: que los alumnos vean cómo se trabaja en un laboratorio y ya estén familiarizados con los procesos cuando se tengan que desempeñar como técnicos o si quieren seguir estudios en esta línea.

“Además, si luego de terminado el secundario los alumnos están interesados en seguir, les ofrecemos hacer la Tecnicatura en Agobiotecnología, avalada por la provincia de Buenos Aires”, detalla el docente. Y agrega: “Hace tres años que ya hay egresados e incluso recibimos alumnos de otras escuelas agrotécnicas que vienen para hacer cursar la tecnicatura y viven en el colegio. Apuntamos a que esta experiencia se replique en otros lados”.

En la actualidad han incorporado cultivos de plantas aromáticas, medicinales y otras de las cuales extraer aceites esenciales; también trabajan con el Inta de Castelar en producción de plantas nativas. Uno de los proyectos más destacados del momento es con una escuela wichí del Impenetrable chaqueño donde están trabajando para reproducir el chaguar, una planta utilizada para tejidos pero cada vez cuesta más conseguir porque se estaba extinguiendo. De esta forma no solo se mantiene viva una especie vegetal sino una cultura y una actividad económica asociada.

El colegio San José Obrero es privado y ofrece jornada completa, con la ventaja de que el alumno que quiere puede permanecer en el colegio usando las instalaciones (biblioteca, sala de deportes) e incluso quedarse a cenar. Este formato se debe a que el colegio nació con la idea de recibir a los hijos de los productores agropecuarios que, sobre todo años atrás, no tenían la posibilidad de volver a sus casas todos los días (en muchos casos aún sigue siendo así).

“Históricamente fue una escuela de varones pero hace un par de años, por la demanda social, decidimos cambiar a un sistema mixto, y como todo cambio costó y aún nos estamos adaptando pero los resultados son excelentes”, cuenta Mario García, coordinador técnico del colegio. “Después de dos años estamos convencidos de que el cambio fue muy positivo ya que la presencia de las chicas nos obligó a organizarnos en un montón de cuestiones. Arrancamos con muchos prejuicios sobre la integración pero la verdad es que las alumnas se integraron muy rápido, a quien más le costó fue al sistema y al personal acostumbrado a tratar siempre con varones, sobre todo a aquellos que trabajan aquí”.

Fuente: Revista Super Campo