Brindan sugerencias para las zonas afectadas por los incendios

La propuesta busca brindar estrategias para la recuperación de los sistemas afectados, como así también realizar un relevamiento de daños en establecimientos productivos.

Fotografía: Sofía Mejía Llamas .

Durante el primer trimestre del 2021, alrededor de 10 mil hectáreas de bosques patagónicos en las provincias de Río Negro y Chubut fueron afectados por focos de incendios. El primero, que se desató en Cuesta del Terneto, el Bolsón, afectó 6.300 hectáreas, y el segundo que ocurrió mayormente en parajes de la provincia de Chubut, alcanzó unas 3.864 hectáreas.

Como consecuencia, se provocaron inconmensurables pérdidas en los ecosistemas naturales y se agudizaron los procesos de degradación de esos ambientes. Si bien los y las especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) estiman que recuperar estos ecosistemas puede demorar varios años, consideran preciso avanzar en una restauración pasiva y diseñar un plan estratégico para la recuperación del bosque.

Paso a paso

Las primeras preguntas que se deberán plantear serán “¿qué tipos de bosques son los naturales de ese sitio?”, y, “¿Qué vegetación viva remanente ha podido permanecer en el sitio?”

La vegetación previa dará una pista sobre cuál es la mejor posibilidad para la recuperación. La vegetación sobreviviente será central. Si por ejemplo sobrevivieron árboles de ciprés femeninos, podrán proveer de semillas para recuperar ese bosque y podremos contar con esa “asistencia”, mientras que aquellos en que no hay remanentes requerirán mayores esfuerzos, como la plantación.

La especialista del grupo de ecología forestal del INTA Bariloche, Verónica Rusch, la recuperación de los ecosistemas puede demandar décadas, aunque existe una ventana ecológica en los dos primeros años que es clave para permitir la estabilización natural del sistema, y decisiva para definir su futuro. Al respecto, explicó que “lo más urgente es garantizar una restauración pasiva que implica no alterar el lugar afectado por el incendio para dar lugar a que el sistema comience a dar signos de una recuperación natural, y luego avanzar en una restauración activa que implica diseñar un plan estratégico de restauración del bosque”.

De acuerdo con eso, Rusch defendió que la ventana ecológica es un periodo crítico en el que se debe impedir el paso del ganado para evitar que se alimenten de las especies con capacidad de rebrote y las plantas que puedan instalarse por la llegada de semillas. Asimismo, marcó como fundamental no extraer las ramas y los árboles caídos que frenan la erosión y atrapan las semillas, como así también los árboles quemados en pie que funcionan como “perchas” para que las aves se posen y depositen las semillas que transportan en su tracto digestivo.

Atención a los “legados”

Según Rusch, el suelo forma parte de una serie de legados, es decir, elementos que ayudan a recuperar el sistema, porque contiene las cenizas con un gran volumen de nutrientes como fósforo, calcio, magnesio y potasio que se mantienen en el suelo y permiten una rápida recuperación de la vegetación.

Para esto, explicó, es importante que la vegetación que rebrote luego del incendio se instale lo más rápido posible y aproveche esos nutrientes, antes de que se pierdan por escurrimiento y erosión, y habría que evitar el ingreso de especies, como gramíneas exóticas, que no pertenecen a los sistemas de bosque. Estas utilizarían los nutrientes, el agua y la luz, compitiendo con las especies que naturalmente conforman la primera etapa de recuperación y limitando la posibilidad de retorno del bosque en el mediano plazo.

A la hora de planificar e iniciar las tareas de restauración en los bosques, habrá que elegir los sectores con mayor probabilidad de supervivencia de las especies a implantar, y prestar atención al cambio climático como elemento fundamental que impacta directamente en el objetivo del proceso: en la región a trabajar, este fenómeno produce una reducción de las precipitaciones y un aumento de la temperatura.

Impacto negativo y dificultades

Deberán tenerse en cuenta todos factores que dificultan la instalación y supervivencia de los árboles. Los bosques del norte de la Patagonia, a su vez, se desarrollan del lado argentino limitando con la estepa, es decir que están “en el borde” de su área de distribución, en el límite del área con aptitud climática. El rápido cambio climático, entonces, afectará a esos bosques provocando situaciones de estrés hídrico más frecuentes e intensas. Dentro de este equilibrio poco estable, los incendios empujan a estos sistemas aún más hacia la degradación y pérdida.

De acuerdo con la investigadora, la restauración de bosques es una de las acciones ecológicas más caras, y consideró que: “es importante definir cuáles son los sitios ambientalmente y productivamente más valiosos y en cuáles hay mayor probabilidad de conseguir una recuperación. En algunos sitios habrá que enriquecerlos con especies tolerantes como arbustos y en otros se podrá avanzar con la implantación de árboles”.

El grupo de ecología forestal del INTA Bariloche trabaja con sistemas de modelización que brindan información para la toma de decisiones estratégicas al momento de planificar la restauración. Se trata de un método que modela los estados y transiciones de la vegetación y permite conocer el impacto del manejo, el pastoreo o los incendios en los sistemas ambientales, sumado a un software que permite tomar decisiones y evaluar sus consecuencias. “Son herramientas que sirven para tener en claro cómo queda el sistema, que acciones se podrían implementar y determinar cuántos recursos implicarían estos esfuerzos”, explicó Rusch.

Fuente: INTAInforma.