Confirman la presencia de agroquímicos en escuelas rurales de Tandil

El estudio difundido por la Universidad Nacional del Centro da cuenta del hallazdo de numerosos plaguicidas genotóxicos, neurotóxico y carcinogénicos

La investigación llevada a cabo por investigadores, docentes y alumnos de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) es lapidaria: la presencia de los agroquímicos llega hasta las escuelas y pone en peligro la vida de los más chicos. Se detectaron un total de 16 tipos de sustancias peligrosas para la salud humana en 15 escuelas rurales del partido de Tandil.

La investigación se realizó durante dos años, recolectando pruebas en diferentes zonas de la localidad. El resultado fue más que preocupante: Todas las escuelas estaban contaminadas, algunas con hasta ocho de estos productos.

“El informe pone en evidencia el riesgo al que forzosamente está expuesta la comunidad educativa rural del partido, que es la realidad de las escuelas rurales de la Provincia de Buenos Aires. Muchos de los plaguicidas encontrados en las muestras son genotóxicos, mutagénicos, neurotóxicos, carcinogénicos y/o disruptores endocrinos, capaces de generar abortos espontáneos y diversos efectos nocivos a la salud a muy bajas dosis. La gravedad del asunto no tiene precedentes, estamos hablando del posible daño genético de los niños y su descendencia, que son el futuro”, sostiene parte del informe presentado el viernes mediante una videoconferencia.

Según sucesivos estudios científicos, está comprobado que las personas que se exponen repetidas veces a los agroquímicos tienen más probabilidad de desarrollar enfermedades. Algunas graves, como cáncer y enfermedades respiratorias.

Las localidades rurales afectadas por las fumigaciones en el partido de Tandil.

Se comprueba así otras denuncias presentadas oportunamente por ambientalistas: con las fumigaciones, los agroquímicos se difunden por el aire, se escurren hacia ríos y arroyos y se infiltran hacia las napas subterráneas. Esos datos pusieron en duda a las llamadas “buenas prácticas”, que aseguran que se puede fumigar sin dañar a las personas y al medio ambiente, mientras se realice a buena distancia y con todos los protocolos de salud e higiene.

Al mismo tiempo, el equipo de la Unicen considera urgente la necesidad de realizar un estudio epidemiológico hacia las comunidades rurales del partido de Tandil, en especial enfocado a niños y niñas que asisten a las escuelas fumigadas.

“Las Buenas Prácticas Agrícolas son necesarias, pero absolutamente insuficientes. Aun cuando se sigan al pie de la letra, no pueden, de ninguna manera, proteger a la población ni a los ecosistemas”, agregaron los realizadores del estudio, que compararon todas las medidas tomadas para evitar los contagios de Covid-19 con el poco control hacia las sucesivas fumigaciones y sus consecuencias.

Según el informe, numerosos estudios sobre la contaminación ambiental producida por estos compuestos “dan cuenta de que las moléculas de agroquímicos plaguicidas son transportadas muchos kilómetros por aire, se descargan con las lluvias, se depositan en los suelos y el viento las desplaza junto con el sedimento eólico, corren por ríos y arroyos y, por supuesto, se infiltran en las napas de agua”.

Fuente: InfoCielo.