Los resultados obtenidos determinan que este recurso forestal no maderero podría ser una oportunidad para el desarrollo de las economías regionales.
Las gomas vegetales son producidas y expulsadas por algunas plantas frente a un estrés natural o daños físicos, para protegerse de la deshidratación de los tejidos expuestos o de microorganismos e insectos; que técnicamente son polisacáridos solubles en agua que pueden extraerse de los vegetales y son capaces de incrementar su viscosidad y/o formar geles en dispersiones acuosas.
En particular, la goma del algarrobo podría convertirse en insumo de la industria alimentaria y farmacéutica como ingrediente, aditivo o excipiente, que actuaría como espesante, emulsionante, espumante, formador de película, agente de relleno, ligante, diluyente o de transporte de medicamentos, entre otros usos.
Internacionalmente destaca la goma arábiga extraída de árboles africanos, pero es difícil de conseguir de modo sostenido, su es calidad variable y su costo de importación, mientras que la algarrobo podría ser una fuente autóctona conveniente ya que la especie crece en el Parque Chaqueño y tiene la capacidad de desarrollarse en diferentes zonas del país.
El INTA Sáenz Peña y la Universidad Nacional de Chaco Austral (Uncaus), iniciaron estudios conjuntos de campo y de laboratorio al respecto y determinaron que como otras especies de Prosopis, el algarrobo produce goma por estrés térmico, hídrico o fisiológico.
De 156 árboles examinados, 64 se identificaron como productores y dieron de 1,58 a 1,61 gramos de goma por semana, que en los ensayos químicos mostraron propiedades comparables e incluso superiores a la arábiga, entre las que destacó un contenido proteico 10 veces superior y ningún efecto tóxico.
Actualmente se prueban aplicaciones novedosas y realizan estudios complementarios para incorporar esta goma al Código Alimentario Argentino.
Fuente: Prensa INTA.