La participación de las mujeres es clave para el desarrollo de la agricultura

Las mujeres trabajadoras rurales reivindicaron el 8M como un día de lucha.

En el mes del Día Internacional de la Mujer Trabajadora y el Paro Internacional de Mujeres, desde diversos ámbitos se puso de manifiesto cómo las mujeres garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente a las adversidades

Desde hace algunos años, el 8M no es un día más en la vida de las mujeres y las disidencias. Es un día que quedó marcado para siempre, que durante años el patriarcado intentó restarle importancia y transformarlo en un “Feliz día”. Las mujeres trabajadoras, las campesinas, las productoras rurales, reivindican el 8M como un día de lucha. Por eso desde el 2017 la modalidad de huelga tomó fuerza como la forma de mostrar las desigualdades y las violencias sobre mujeres, lesbianas, travestis y trans.

Así, el paro internacional de mujeres es un dispositivo de resistencia contra las discriminaciones a las que milenariamente fueron sometidas las mujeres.

La huelga de mujeres coincide con el Día Internacional de la Mujer -8M- que rememora el masivo asesinato de obreras que se habían permitido hacer huelga en reclamo de derechos mínimos y legítimos. Se las quemó vivas. Hoy, en cada movilización, renace y se recrudece el recuerdo de aquellas víctimas del patriarcado.

Diariamente, son las mujeres quienes trabajan en las chacras y campos siendo su participación clave en el desarrollo de toda región. Esta cuestión evidencia con peso propio la importancia de su lucha en pos de la emancipación, de la igualdad y la equidad.

Impulsoras de organización

Patricia, productora rural del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior del Río Negro (Idevi) e integrante del Colectivo Agroecológico del Río Negro, se dedica a la producción de verduras, de hortalizas bajo cubierta. El Colectivo del cual forma parte está conformado mayoritariamente por mujeres: “El 80 % somos mujeres, hace mucho trabajamos pero hace poco tiempo que comenzamos a ser aceptadas dentro de lo que es el área rural. Estuvimos siempre, pero siempre estuvimos detrás de nuestras parejas, de nuestros maridos, de nuestros padres. Nosotras hoy seguimos haciendo todo el trabajo que ya veníamos haciendo pero no teníamos nombre, solo se reconocía al hombre, éramos la señora de tal, pero hoy por hoy ya nos dicen por nuestro nombre”.

Las mujeres rurales -una cuarta parte de la población mundial- trabajan como agricultoras, labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. La vida en el campo es sacrificada y más para las mujeres rurales que luchan por políticas inclusivas.

“Hoy saben que nosotras trabajamos igual que el hombre, a la par, hacemos las mismas cosas. Pero esto ha cambiado hace unos 4 o 5 años. En los últimos 3 años fue que se formó el Colectivo Agroecológico, tenemos más protagonismo las mujeres. Hoy nos sentimos más apoyadas por las instituciones. Hoy muchas mujeres -y sobre todo jóvenes- estamos dedicadas a la producción agroecológica y al cuidado del medio ambiente. Y no solo somos mujeres rurales dedicadas a la producción, también hay maestras, mujeres que se dedican a los animales, y muchas otras cosas”, concluyó la trabajadora.

Datos a nivel mundial

De acuerdo con ONU Mujeres (2018), “la agricultura sigue siendo el sector de empleo más importante de las mujeres que viven en países en desarrollo y en comunidades rurales. Sector que, además, pertenece en gran medida a la economía informal, con un nivel de protección social y derechos laborales muy bajo o inexistente”.

En este sentido, “sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos varones, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento” (ONU Mujeres, 2018).

Sólo el 13% de mujeres en el mundo es propietaria de tierras rurales. La población rural de América Latina y el Caribe representaba, en el 2015, el 21% de la región, del cual la mitad constituían mujeres, siendo el 20% mujeres perteneciente a comunidades indígenas y afrodescendientes. A ello se suma que las tierras manejadas por mujeres tienen superficies menores y suelos de menor calidad para la producción agropastoril que aquellas manejadas por varones según Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2017).

Las tareas que las mujeres realizan diariamente pasan desapercibidas, basta que un día ellas no las realicen para que queden lo suficientemente visibilizadas.