Varvarco, guardiana de la quínoa

En esta comunidad de la cordillera neuquina se la produce a escala familiar para autoconsumo y para conservar y compartir las semillas.

En Argentina la mayoría de las plantaciones de quínoa se concentran en Salta y Jujuy, aunque en la Norpatagonia el cultivo subsiste en comunidades mapuches y criollas, por lo que el INTA y las familias de Varvarco trabajan en la conservación del cultivo para revalorizar el material genético local y aportar conocimientos a su producción.

Las semillas de ‘quingüa’, ‘kinwa’ o ‘quinua’ –como también se la conoce– de ese paraje son el resultado del trabajo de agricultores familiares de la cordillera neuquina y según Miryam Barrionuevo –técnica del IPAF Patagonia del INTA–: “La introducción de esas semillas contribuyó a la seguridad alimentaria de las familias productoras en los periodos de escasez y la alimentación en base a ese cultivo es parte de la herencia cultural que logró asentarse en el territorio”.

En los últimos años, además de donar a los bancos de germoplasma los agricultores compartieron semillas por fuera del círculo familiar y local, ampliando el área de distribución de la quínoa de Varvarco hacia otros pueblos y parajes.

En esa línea, el trabajo con productores también incluyó el aporte del grupo Promotores Culturales del norte neuquino, en relación a la experiencia de rescate y puesta en valor de las tradiciones gastronómicas en base a este cultivo en la zona y la información generada por la experiencia en Varvarco ayuda al conocimiento del comportamiento de la quínoa local para adaptar los calendarios y densidades de siembra, el manejo del suelo, la sanidad y la cosecha a condiciones en otros agroecosistemas.

Fuente: Prensa INTA.