La vida en nuestro planeta está organizada en sistemas biológicos definidos y autosuficientes en los que fluyen la energía y la materia; ecosistemas con una perfecta relación de los vegetales y animales entre sí y con el medio.
Desde el programa ProHuerta del INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación impulsan a identificar los insectos benéficos para aprovecharlos en favor de los cultivos.
Para promover ese equilibrio en las huertas, el ProHuerta ve la necesidad de aplicar principios ecológicos y prescindir de pesticidas, combinando plantas y alimentándolas para que estén fortalecidas frente a los patógenos.
Entre las estrategias para minimizar la población de bichos que podrían atacar los cultivos, destacan la confusión que les genera la variedad de vegetales y aromas que dificultan su invasión.
Además de dinamizar los ciclos de las hortalizas con siembras escalonadas, periodos cortos hasta la cosecha, el uso de distintos tipos de trampas que atraigan y capturen insectos nocivos y la identificación de los benéficos que ejercen control biológico en la huerta.
Los más comunes son las vaquitas de San Antonio, los crisópidos, los sírfidos y el Tata Dios que se alimentan de depredadores y para los que pueden construirse estructuras para albergar a estos amigos de la huerta durante todo el año.
Fuente: Prensa INTA.