Un mecanismo activaría la respuesta inmune de las plantas

Un hallazgo de especialistas del Conicet que sienta bases para desarrollar cultivos resistentes a patógenos.

A lo largo de su evolución, las plantas integraron información genética de virus en su genoma y estas ‘endogenizaciones’ podrían desarrollar respuestas inmunes contra virus de la misma familia.

Recientemente, mediante experimentos realizados en plantas de tomate (Solanum lycopersicum), especialistas del Conicet reunieron evidencias que confirmarían esa hipótesis en un estudio que se describe en Molecular Biology and Evolution, revista publicada por la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.

Indicó Diego H. Sánchez, director del estudio e investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (Ifeva, Conicet-UBA): “Hemos dado un paso adelante en la comprensión de esta estrategia inmune, pero queda un largo camino por recorrer. Si fuéramos capaces de entender bien cómo las plantas de tomate consiguen reconfigurar y expresar esas secuencias virales endogenizadas, es decir, integradas en su genoma, entonces tendríamos la llave para introducir sistemas antivirales estables y efectivos. Y no solo en tomate, sino también en otras especies de interés agronómico”.

Los ácidos nucleicos -información genética- de los patógenos endogenizados en el genoma de las plantas expresarían moléculas denominadas ‘ARN pequeños’ en el medio celular y guiarían la maquinaria inmunológica vegetal hacia el virus invasor con el fin de contrarrestar la infección.

Mediante técnicas moleculares y análisis bioinformáticos, Sánchez y su equipo comprobaron que se acumulan ARN pequeños en las células de las plantas de tomate y se sorprendieron de que esas moléculas provenían de ciertos pararetrovirus endogenizados en el genoma de las plantas, sirviendo de plataforma para el disparo del sistema inmunológico y de que la planta expresa ARN pequeños también cuando está sana como para activar una rápida respuesta inmune,

Además, los datos del estudio sugieren que los mecanismos descriptos en tomate operarían también en soja y otras especies agronómicas.

Fuente: Prensa Conicet.